Cuando un farmacéutico tuviere dudas con respecto a la autenticidad de
la firma de una receta o la calidad de profesional habilitado para
formularla, recabará informes a la Inspección General de Química,
Farmacia y Drogas, si está instalado en la Capital, y si lo está en el
interior, al Centro de Salud Pública de la localidad.