Son conductas contrarias a la probidad en la función pública:
1) Negar información o documentación que haya sido solicitada en
conformidad a la ley.
2) Valerse del cargo para influir sobre una persona con el objeto de
conseguir un beneficio directo o indirecto para sí o para un tercero.
3) Tomar en préstamo o bajo cualquier otra forma dinero o bienes de la
institución, salvo que la ley expresamente lo autorice.
4) Intervenir en las decisiones que recaigan en asuntos en que haya
participado como técnico. Los funcionarios deberán poner en
conocimiento de su superior jerárquico su implicancia en dichos
asuntos, para que éste adopte la resolución que corresponda.
5) Usar en beneficio propio o de terceros información reservada o
privilegiada de la que se tenga conocimiento en el ejercicio de su
función.