La labor consular, como servicio público a la ciudadanía, implica el
adecuar las actividades tradicionales a los principios de simplificación
administrativa, modernización tecnológica y pleno respeto a los derechos y
dignidad de los compatriotas, así como la protección y promoción de sus
intereses en el exterior. Sobre estos principios deberá cimentarse la
tarea del Cuerpo Consular nacional.