ASSE inauguró Casa del Desarrollo de la Niñez en barrio Cerro de Montevideo
Si pudiéramos hablar con el cantautor argentino le diríamos: Fito, en estos tiempos, nosotros, los cooperativistas, seguimos remando empecinadamente contra la corriente. Tal es así que: en el lejano 1844 veintisiete hombres y una mujer se unieron para soñar y poner en marcha un mundo más justo y equitativo; nos referimos a los Pioneros de Rochdale, quienes a partir de ahí comenzaron a sentar las bases del cooperativismo moderno. Del análisis de los principios del cooperativismo y del feminismo surge su complementariedad; ambas corrientes luchan, desde sus orígenes, por la igualdad y la justicia y ambas proponen poner límites a las relaciones de poder, en un caso las relaciones entre el capital y el trabajo, en el otro las relaciones entre el hombre y la mujer. Ahora bien, mencionados principios y su puesta en práctica se realiza en el marco de la sociedad real, y —vaya paradoja— la inequidad en el nú- mero de quienes fundaron: la Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale, y la inequidad que aún vemos en las diversas manifestaciones de nuestra sociedad y, particularmente, en las organizaciones cooperativas. Mucho nos falta todavía para que se dé, en la práctica concreta y más allá de lo declarativo, un nivel de equidad de género que podamos catalogar de satisfactorio.
Está en nosotros, los cooperativistas, implementar, poner en práctica, políticas que redunden en benefi cio de la participación femenina en la gestión de las cooperativas y en sus organizaciones representativas, en todos los niveles de decisión. Para eso se deben ajustar los criterios de organización y funcionamiento, cambiando entre otras cosas, estatutos y reglamentos, permitiendo entonces implementar el concepto de discriminación positiva. Asimismo, los planes de trabajo deben poner especial atención al asunto, dedicando además un capítulo para la evaluación sistemática de modo de profundizar los aciertos y modifi car los errores. Sin duda que un tema tan complejo no se agota en estas medidas, pero es preferible un conjunto de acciones concretas, que grandes declaraciones que terminan en la nada. Así que… lo del principio…. tranquilo, Fito… aquí no se rinde nadie…
Mario Fígoli