El personal policial deberá tratar a todas las personas que requieran sus
servicios de manera diligente, correcta y respetuosa, sin ningún tipo de
discriminación por razones de género, edad, etnia, religión, posición
económica o social o de cualquier otra índole y teniendo presente las
características y la situación que atraviesa una persona víctima de
violencia doméstica.