Toda actividad política tendrá como finalidad el bien común la
reafirmación del sentimiento de nacionalidad, de la moral pública y de los
valores fundamentales consagrados en la Constitución de la República. A
tal fin las Cartas Orgánicas de los partidos políticos adoptarán
disposiciones de disciplina partidaria que protejan el prestigio y
Propaganda de Principios del partido, mediante procedimientos de
responsabilidad para sus afiliados.